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El mundo visto con los ojos del Mallinckrodt   I   Virtudes, valores y familia

            La Hospitalidad, una virtud


            para la Esperanza




            Reflexiones a la luz de la vida de la Madre Paulina




            por Florencia del Castillo



            Uno de los objetivos propuestos por nuestro Colegio   nuestra propia identidad. He aquí el rol clave de los
            a los padres y alumnas para este 2020 fue abordar la   primeros aprendizajes y lo esencial de la tarea de edu-
            virtud de la hospitalidad.                      cadores que padres y docentes compartimos.

            Lo primero que salta a la vista es lo cercana que la hos-  Vamos por lo tanto a intentar descifrar un poco más las
            pitalidad es al carisma de la Madre Paulina. Es harto   raíces de la hospitalidad como virtud en la espiritualidad
            conocida la anécdota de Paulina niña llegando tarde a   de la Beata Paulina, en su historia personal y familiar y
            clase por haberse detenido a recoger los vidrios rotos   en el mismo origen y despertar de su vocación. En esta
            que encontraba en su camino a la escuela para que   tarea de ahondar en la vida y espiritualidad de la Madre
            los niños pobres que andaban descalzos no se lasti-  Paulina se nos juega también la identidad como cristia-
            maran. Muy tempranamente en su vida se manifestó   nos dentro de un carisma. El carisma es el haz de luz que
            esta mirada hospitalaria hacia el “otro”, niños pobres y   permite iluminar los desafíos de los tiempos y discernir
            ciegos, sobre ellos fundó su compromiso con los más   los medios para la tarea primordial de sembrar valores y
            vulnerables, indefensos o condenados, víctimas de la   virtudes en el ámbito doméstico (la familia y el colegio).
            exclusión por las circunstancias de ese tiempo.
                                                            Este rasgo hospitalario en Paulina nació y encontró
            La hospitalidad está profundamente arraigada en la   terreno fértil en el entramado familiar. Sabemos que
            cultura judeocristiana —también en otras culturas an-  Paulina nació en una familia acomodada; su padre fue
            tiguas— y podemos encontrar numerosos pasajes en   un hombre dedicado a la función pública, quien no obs-
            la Escritura donde se nos invita a acoger al forastero,   tante jamás descuidó la vida familiar. El cuidado y edu-
            cuidar de la viuda y el huérfano, dar hospedaje al via-  cación de los hijos estaba a cargo de su esposa, quien
            jero, etc.                                      falleció siendo Paulina muy joven. Desde ese momento
                                                            Paulina asumió la responsabilidad de acompañar a su
            Es necesario decir que no se trata de una virtud fácil   padre en los compromisos oficiales y la crianza de sus
            o un mero movimiento espontáneo de la sensibilidad,   hermanos.
            sensibilidad que por otro lado es necesaria y cuya edu-
            cación es un aspecto básico para que niños y jóvenes,   El señor Mallinckrodt era protestante y ocupaba una
            a través de experiencias cotidianas, vayan abriendo su   posición importante en el centro político y social de
            corazón hacia otras realidades.  Esto requiere de una   la Alemania protestante; su esposa era católica. Ser
            cultura, una atmósfera amorosa en la que el “otro” —  católico no era entonces políticamente correcto y mu-
            personas, grupos, situaciones, etc.— sean percibidos   cho menos en las altas esferas oficiales. Sin embar-
            con  respeto  y tolerancia.  Estos  aprendizajes  deben   go, el padre de Paulina no sólo aceptó que su esposa
            promover una actitud de apertura y aceptación de esa   conservara su fe, sino que alentó que los hijos fueran
            realidad “otra” que en su indestructible alteridad nos in-  educados en la Iglesia Católica. Este detalle no me-
            terpela y nos mueve a tomar alguna acción conducente   nor implica una actitud de respeto y tolerancia por el
            a dar acogida y a comprometernos con ese “otro”.  Pa-  “otro diferente” en una época y circunstancias en los
            radójicamente en este encuentro con el otro se define   que la tolerancia religiosa no era habitual. No imponer


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