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El mundo visto con los ojos del Mallinckrodt I Virtudes, valores y familia
sanos y enfermos, países del primer y del tercer mundo, La vida de hospedaje, de cuidado y
hombres religiosos y aquellos a los cuales les cuesta
la trascendencia. Quizás también conversar, atender, de atención del otro que finalmente
aprender, ejercer las diversas profesiones signifique re- permite realizarnos y embarcarnos en una
cibir u hospedar en nuestra casa al extraño, al distinto dimensión que trasciende lo humano,
o al carenciado. resulta un duro pero magnífico desafío
familiar, educativo, laboral, socio político,
Una vía regia para crecer consiste en desbaratar, romper religioso.
nuestros esquemas abriéndonos a la vida del huésped
con sus dificultades y desavenencias. Algo muy misterio- Intentando comprender este encuentro riesgoso con el
so ocurre en este hospedaje. Es curiosamente en el ros- otro que nos permite conocernos y ensancharnos ha-
tro del otro en donde se refleja en espejo nuestro propio llamos las reflexiones de Gilles Lipovetsky, sociólogo y
interior. Es justamente en ese otro diverso donde voy a pensador francés, que en sus obras La era del vacío,
interpretar quién soy y voy a encontrarme conmigo mis- El imperio de lo efímero y El crepúsculo del deber nos
mo. Es justamente en el espacio de una vida compartida coloca ante el desgarrador hiperindividualismo genera-
que vamos descifrando nuestros propio camino. lizado de nuestra cultura. La indiferencia por los proble-
¡Cuán difícil es aún recibirse mutuamente sin perderse! mas ajenos, la búsqueda de satisfacción propia, el con-
El desafío consiste en acoger al diferente, al extranjero, sumismo exacerbado, una libertad individual sin trabas,
al que sufre pero sin perder lo propio, intercambiando la abolición de lo trágico, un hedonismo instantaneísta
pareceres, reelaborando nuestros puntos de partida, junto con una pérdida del sentido de las grandes institu-
enriqueciendo nuestros horizontes, compartiendo la ciones sociales y políticas caracterizan la forma de vivir
vida y haciéndola crecer. actual. Bajo el aspecto ético una educación permisiva,
En incontables ocasiones el que se dona recibe más de una alarmante liberación sexual y una moda que deter-
lo que prodiga. En esta apertura, en esta obra de entre- mina las conductas e inclinaciones tanto individuales
ga pareciera que no sólo nos medimos, nos conocemos como colectivas alejan especialmente cualquier intento
o ayudamos a otro sino que alcanzamos una presencia de recibimiento generoso del otro.
que nos trasciende. Se instala una dimensión que es-
capa al espacio y al tiempo. Nos colocamos en la otra ¿Cómo romper este fuerte individualismo que tiende a
orilla. “...Quien recibe a uno de estos pequeños en mi empaparnos a todos y correr el riesgo de la vinculación
Nombre, me recibe a mí… “ (Mc. 9, 30-37). Nuestro con el diferente que finalmente nos permite crecer y
interior se ensancha, en esta apertura generosa hacia formar comunidades?
un espacio y una presencia sobreabundante. Ya desde los griegos, sabemos que Narciso destaca-
ba por su apariencia bella y atractiva. Todos quedaban
prendados de su gracia pero no aceptaba ninguna vin-
culación externa. Narciso termina enamorado de su
Huésped
propia imagen reflejada en la fuente. Mirándola absor-
En latín este término es hospes-itis y puede ser to, incapaz de separarse de su contemplación, termi-
traducido y relacionado tanto con los términos: na arrojándose al agua. Muere ahogado en su propia
huésped, hueste, hostil u hospitalario. representación. g
Teresa Driollet de Vedoya
Doctora en Filosofía, Profesora en la Universidad Católica Argentina, miembro de Seminarios Permanentes
de Filosofía, de Ciencia y Religión y de Estética y Literatura; integrante de la Asociación de Filósofos Pensar
en Comunidad; conforma además un equipo de trabajo sobre Filosofía Contemporánea en la Academia
Nacional de Filosofía y es conferencista tanto en presentaciones nacionales como internacionales. Teresa es
exalumna del Colegio Mallinckrodt.
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