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El mundo visto con los ojos del Mallinckrodt   I   Espiritualidad



            La cuarentena



            vista desde Roma




























            por Ana de Estrada. Roma, 15 de julio de 2020


                                                            la Plaza San Pedro que parecía tan grande como efec-
                      Propter vitam                         tivamente es, la Mole Adriana imponente en el silencio
                                                            que cubría la ciudad.
                    vivendi perdere                         Sí, una maravilla Roma vacía... pero, ¡triste! Porque la
                                                            realidad es que somos los hombres los que damos vida

                             causas                         y sentido espiritual y cultural a los monumentos; no los
                                                            construimos para el sólo gozo estético, sino que son
                                                            funcionales a nuestras necesidades espirituales: si en
                             Juvenal                        la preciosa iglesia no hay celebraciones o en el increí-
                                                            ble museo no hay exposiciones, si en los grandes tea-
                                                            tros no hay puestas en escena y un público que lo mire,
                                                            ¿qué sentido tienen? Los grandes templos griegos y
            Roma en el mes de marzo suele ser lluviosa e inesta-  romanos cayeron en el olvido y la destrucción, cuando
            ble, pero este año el tiempo fue extraordinariamente   dejaron de cumplir su función en la vida intelectual y
            fresco, ventilado y seco. ¡Una de esas primaveras que   espiritual de los hombres. Su abandono marcó la decli-
            soñamos desde siempre!                          nación de un imperio.
            Pero, ironía de la suerte, llegó el virus y con él, el “ais-  A medida que pasaban los días y aumentaban los con-
            lamiento” o “cuarentena”, lo impensado, lo jamás ima-  tagios, las internaciones y las muertes, el encierro se
            ginado. El silencio.                            hacía más severo y nosotros más temerosos. Nuestras
            Los primeros días, incrédulos, nos asomábamos tími-  miradas casi no se levantaban, amordazados con la
            damente a los parques aun abiertos, con aire furtivo,   mascarilla y con miedo de incurrir en sanciones, como
            todavía sin barbijos pero ya atemorizados.      estábamos. Nos concentramos en salvaguardar nues-
            Los más audaces dábamos largos paseos en bicicleta,   tras vidas y las de nuestros seres queridos, preocupán-
            recorriendo una Roma inédita, sin turistas y sin tráfico,   donos por alimentarnos sanamente, hacer ejercicio en
            silenciosa y sobria. La Fontana di Trevi vacía a las seis   casa, mantenernos activos intelectual y espiritualmen-
            de la tarde, una Piazza Navona visible en su totalidad,   te, sumándonos también a actividades solidarias.


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