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Abrimos las puertas del Colegio I Catequesis
3° grado.
“Año de la Primera Comunión”
por Petit Casares (Catequista)
Qué año especial y distinto. Comenzamos el año y sólo nombres sino los de sus padres!! Tratar de memorizar
tuvimos dos semanas de clases, sin saber lo que ocu- carita con nombre e hija de… el otro lado de la moneda
rriría luego, bromeábamos con las alumnas de 3°grado de esas cosas particulares que nos pasaron. Lo bueno
agendando una prueba que ellas me harían a mí. En fue que llegó julio y si bien mis alumnas olvidaron to-
el mes de julio me tomarían prueba de los nombres ya marme la prueba sé que la iba a aprobar y con mérito.
que mi gran debilidad es poder recordarlos sin nombrar Cómo no recordar los nombres de esas caritas son-
a la hermana, a la prima o a cualquier otra compañera. rientes, ojitos chispeantes, a veces desconcertados y
buscando alguna certeza que semana a semana me
De un día para otro los planes cambiaron, todos en casa ofrecían a través de la pantalla.
y buscar recursos para volvernos a encontrar. ¿Cómo
podía ser posible que en el año de la comunión estu- El proyecto era claro, a pesar de la
viéramos separadas? Rápidamente comenzamos con virtualidad, que sólo duraría un tiempo
videítos que sobrecargaban los celulares de las madres, limitado, este año todas recibirían a Jesús
cambiemos de idea, esto no estaría funcionando. Lue- en la Eucaristía.
go aparecieron los videos por YouTube, Google Class-
room y tantas herramientas tecnológicas que ayudaron Fuimos recorriendo el año litúrgico y el camino de los
a que todo sea un poquito más cercano, más didáctico y sacramentos, esos encuentros tan especiales y únicos
reinara también ahí la alegría de la presencia de Jesús. que nos hacen presente la gracia de Dios en nosotros.
Compartimos así muchas fotos de bautismos, de cele-
De pronto me di cuenta que la prueba de nombres aho- braciones, de la alegría de ser hijas de Dios. Y comen-
ra era con dificultad, entre mis alumnas no tenía sus zamos a transitar por el perdón, preparándonos para la
Reconciliación. Pudimos detenernos a pensar y repen-
sar, qué difícil se hace a veces pedir perdón y perdonar.
Tal vez este tiempo de estar tanto tiempo juntos, en el
mismo espacio con nuestra familia era el mejor tiempo
para aprender y trabajar en el corazón el poder “hacer
las paces”, poder disculparme, hacernos cargo. Y así en
familia, también muchas pudieron celebrar el gran sa-
cramento del amor Misericordioso de Dios. El Padre Ro-
drigo Valdez, nuestro párroco, nos dedicó varias tardes
para confesar a quienes pudieran llegar hasta la Parro-
quia. Otras familias buscaron al sacerdote amigo, otras
no pudieron llegar a acercarse al sacramento, pero re-
zaron y experimentaron el perdón en sus propias casas.
El tiempo fue pasando y vimos que ya no podríamos
recibir la Primera Comunión en la fecha estipulada.
Fuimos pasando por distintos momentos, desilusión,
enojo, tristeza, impotencia… hasta que encontramos el
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